José Gabriel Lagos (UdelaR, Uru.)
Langman, el narrador de “Un sueño realizado” es blanco continuo de burla por parte de Blanes, uno de los protagonistas del relato, debido a su desconocimiento de la trama de Hamlet. Este narrador problemático (intradiegético) es el que modula las 12 menciones a la obra de Shakespeare realizadas en la primera mitad del cuento, publicado originalmente por Juan Carlos Onetti en 1941. Muchos estudios sobre “Un sueño realizado” se han concentrado en sus posibles correspondencias con la pieza de Shakespeare: se representa una pieza teatral en el trancurso del texto, muere un personaje femenino de importancia, existe cierta apertura metadiscursiva. Aquí propongo mantener distancia respecto a tales paralelismos para así poder leer el cuento de Onetti como un comentario sobre los límites de la universalidad de la obra de Shakespeare. Dado que todos los intercambios sobre Hamlet y Shakespeare tienen lugar entre un empresario teatral (Langman) y un actor (Blanes) que se desempeñan en un elenco menor y que comparten un ámbito de complicidad, propongo poner el foco en el código humorístico con el que se comunican. Así interpretados, los enunciados acerca de Hamlet configuran un discurso crítico acerca la inestabilidad de la producción shakespereana entre la alta cultura y la cultura popular de mediados del siglo XX. El relato, a su vez, conforma un lector implícito que debe manejar cierta idea de la importancia de Shakespeare y su obra, pero esa idea es puesta en cuestión por el narrador, que confiesa tanto no comprender cabalmente la broma de la que es objeto como preferir permanecer en la ignorancia en cuanto al contenido de Hamlet.
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